John 3:16

El término "Juan 3:16" hace referencia a un pasaje de la Biblia muy citado por los cristianos, que resume la creencia central de que Dios sacrificó a su hijo para la salvación de la humanidad. Este versículo proviene del Evangelio de Juan, en el Nuevo Testamento de la Biblia. En el capítulo 3, versículo 16 de este evangelio, se lee: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Esta frase ha sido considerada como la esencia del mensaje cristiano, destacando el amor de Dios por la humanidad y la importancia de creer en Jesucristo para alcanzar la vida eterna. La popularidad y difusión de este versículo se debe en parte a su resonancia emocional y espiritual para los creyentes, así como a su simplicidad y claridad en expresar la fe cristiana. Es común ver este pasaje citado en carteles y pancartas en eventos deportivos, donde los aficionados lo muestran como una forma de compartir su fe y testimonio. En resumen, "Juan 3:16" es un término que representa uno de los principios fundamentales del cristianismo: el amor de Dios manifestado a través de Jesucristo y la promesa de vida eterna para aquellos que creen en él. Su impacto trasciende las páginas de la Biblia, llegando incluso al ámbito deportivo como un recordatorio de la importancia de la fe en la vida de los creyentes.