I digress

El origen del término "I digress" se remonta al siglo XVIII, cuando el término comenzó a utilizarse en la literatura y en el discurso cotidiano. La palabra "digress" proviene del latín "digressus", que significa "desviarse" o "alejarse del tema principal". Durante esta época, era común que los oradores y escritores se desviaran del tema principal de su discurso o narración, introduciendo comentarios o anécdotas irrelevantes que distraían la atención de los oyentes o lectores. Para llamar la atención sobre esta desviación y volver al tema principal, se comenzó a utilizar la frase "I digress". Con el tiempo, este término se popularizó y se convirtió en una forma educada de reconocer cuando se está divagando o hablando de algo que no tiene relevancia para la conversación original. También se comenzó a utilizar como una forma de resaltar una observación inteligente o interesante que se aparta del tema principal, pero que merece ser mencionada. En la actualidad, la frase "I digress" se ha convertido en parte del lenguaje cotidiano, utilizada tanto en conversaciones informales como en discursos formales para indicar una desviación del tema principal. Su origen en el contexto literario y discursivo del siglo XVIII le otorga un aire de formalidad y elegancia que la distingue de otras expresiones similares.